Un tema tabu en nuestro medio social y del cual se habla poco, el caso de la violencia ejercida en la pareja por parte de la mujer en relación tradicional:

Violencia Ejercida por Mujeres en la Pareja

La violencia ejercida por mujeres en las relaciones de pareja es un fenómeno poco estudiado, pero su análisis desde un enfoque sociocultural permite comprender cómo ciertos factores sociales, históricos y culturales pueden influir en estas conductas. A diferencia de la violencia de género masculina, que suele estar relacionada con el dominio y el poder estructural sobre la mujer, la violencia femenina en las relaciones tiende a manifestarse de manera emocional, psicológica y, en menor medida, física. A continuación, se presentan algunas de las principales causas desde una perspectiva sociocultural:

1. Cambios en los Roles de Género y Nuevas Dinámicas de Poder

Históricamente, las sociedades han promovido la sumisión de la mujer dentro de la pareja, pero en las últimas décadas, los avances en igualdad de género han llevado a un cambio en las dinámicas de poder. En algunos casos, este empoderamiento puede traducirse en el uso de la violencia como una forma de ganar control en la relación.

• En algunas culturas, la violencia femenina es vista como menos dañina o incluso aceptable, especialmente cuando se ejerce en respuesta a una agresión previa del hombre.
• Algunas mujeres pueden internalizar la idea de que, para evitar ser dominadas, deben tomar una postura de control y autoridad dentro de la relación, lo que puede derivar en comportamientos agresivos.

2. Normalización de la Violencia Emocional y Psicológica

Mientras que la violencia física ha sido ampliamente condenada en la mayoría de las sociedades, la violencia emocional y psicológica (como el chantaje, la manipulación o el control excesivo) no siempre es reconocida como tal.

• En algunos contextos culturales, las agresiones verbales y la manipulación emocional son percibidas como una forma legítima de expresión dentro de la pareja.
• Los medios de comunicación y el cine han reforzado la imagen de la «mujer celosa y controladora» como un comportamiento aceptable o incluso como una demostración de amor.

3. Factores Culturales y Experiencia de Violencia en la Infancia

Las mujeres que han crecido en entornos donde la violencia es normalizada, ya sea como víctimas o testigos de abuso, pueden desarrollar patrones de agresión en sus propias relaciones.

• En muchas sociedades, las niñas reciben mensajes contradictorios sobre la violencia: por un lado, se les enseña a ser cuidadoras y afectuosas, pero por otro, pueden observar a sus madres o figuras femeninas usando la manipulación emocional o la agresión para resolver conflictos.
• Cuando las mujeres han sido víctimas de abuso en relaciones anteriores, algunas pueden adoptar un enfoque preventivo-agresivo en futuras relaciones, como un mecanismo de defensa ante el miedo a ser lastimadas de nuevo.

4. Expectativas Sociales y Presión de Género

Las sociedades imponen diferentes expectativas de comportamiento para hombres y mujeres en el ámbito de la pareja.

• En algunas culturas, se espera que la mujer tenga un rol de control sobre su pareja en ciertos aspectos, como la fidelidad o las decisiones domésticas. Esto puede derivar en actitudes de supervisión excesiva y coerción.
• La presión social sobre la «mujer perfecta» puede generar frustración y estrés, que algunas mujeres pueden canalizar a través de la violencia verbal o psicológica hacia su pareja.

5. Relaciones de Codependencia y Ciclos de Violencia Mutua

En algunas parejas, la violencia no es unidireccional, sino que forma parte de un ciclo de agresión mutua.

• En relaciones de codependencia, donde ambos miembros dependen emocionalmente del otro, las discusiones pueden intensificarse hasta convertirse en actos violentos.
• Las mujeres que sienten que su pareja no responde emocionalmente como ellas esperan pueden recurrir a la manipulación o la agresión para obtener una reacción.

Conclusión

Desde un enfoque sociocultural, la violencia ejercida por mujeres en la pareja no puede analizarse de manera aislada, sino en el contexto de cambios en los roles de género, normalización de ciertas formas de agresión y dinámicas relacionales complejas. Es fundamental que estos aspectos sean considerados en las políticas de prevención y en la educación para la construcción de relaciones sanas y equitativas.